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Huertas Magaña: una historia de familia, fruto y orgullo yucateco

Akil y el Reino del Mamey

Por José Luis Preciado

Al sur de Yucatán, donde el suelo pedregoso pone a prueba la voluntad del campo, florece uno de los tesoros frutales más representativos del estado: el mamey. Ahí, en el municipio de Akil, se encuentra Huertas Magaña, una empresa familiar que ha hecho del cultivo del mamey una pasión heredada y una actividad productiva con alcance internacional.

Mi papá empezó con las primeras plantaciones hace ya varias décadas, él mismo hizo la selección de variedades, y gracias a ese trabajo fue que las frutas se registraron con el nombre Magaña. Fue un proceso largo, pero con mucha visión, recuerda Julio.

Julio Magaña, actual administrador de la empresa, nos recibe con la calidez que caracteriza a los hombres del sur yucateco. Él representa a la segunda generación al frente de este proyecto que comenzó hace más de 50 años, de la mano de su padre, Carlos Magaña, pionero en la selección y clasificación del mamey en la región.

¡Y vaya que ha rendido frutos! Hoy en día, Huertas Magaña cuenta con 128 hectáreas de producción, lo que la convierte en una de las mayores plantaciones de mamey del país y, sin duda, en referente obligado para este cultivo. El esfuerzo no ha pasado desapercibido, pues diversos gobiernos estatales han apoyado este modelo, reconociendo su impacto en la economía del sur de Yucatán.

Akil es el principal productor de mamey del país, y eso ha detonado la economía local. Muchas familias dependen directa o indirectamente de este fruto. El mamey ya no es sólo parte del paisaje: es una fuente de vida, asegura con orgullo.

De Yucatán para el mundo

El mamey tiene un sabor inconfundible y un color tan vivo como su historia, pero fuera de México su presencia aún es limitada: es ahí donde Huertas Magaña ha decidido abrir brecha.

Hemos estado en ferias en España, Alemania y Francia, donde la mayoría de la gente no conoce el fruto. La demanda viene principalmente del mercado latino, de Centroamérica, de gente que extraña el sabor de su tierra. Es el mercado de la nostalgia, explica Julio.

El punto de partida en Europa ha sido España, país desde donde se ha logrado ingresar al resto del continente y hoy, Huertas Magaña ha llegado hasta Dubai y Hong Kong, llevando este sabor tan particular a rincones impensables del mundo.

Pero no todo se queda en la fruta fresca. Siguiendo la visión original de don Carlos Magaña, la empresa ha diversificado su producción para aprovechar al máximo el cultivo; así nació la línea de pulpa congelada, una alternativa que ha permitido mantener la rentabilidad en temporadas donde la fruta fresca no se vende al mejor precio.

La pulpa la vendemos como materia prima para otras industrias. De ahí se hacen helados, yogures, mermeladas… productos que amplían la vida del mamey y su presencia en el mercado, comenta Julio.

Tierra fértil, aunque dura

Quienes conocen el sur de Yucatán saben que la tierra es complicada. Está bastante pedregosa, tú lo sabes, comenta Julio. Pero a pesar de eso, es una tierra muy productiva. Tenemos agua suficiente y eso nos permite tener buenos cultivos, aunque cuesten trabajo.

Ese espíritu tenaz ha hecho del sur un polo frutícola importante, donde además el cultivo del limón persa ha ganado terreno en los últimos años, con nuevas empacadoras y más productores apostando por esta fruta cítrica de alta demanda. La diversificación es clave, y en Huertas Magaña lo tienen claro.

El mamey lo hemos trabajado siempre acompañado de cultivos alternativos como el limón, la lima agria, el aguacate, maracuyá, hoja de plátano, incluso algunas hortalizas. Son cultivos de ciclo más cortos que ayudan a aprovechar la tierra mientras los árboles de mamey maduran, señala Julio.

Técnica y tradición

Detrás del sabor perfecto del mamey hay técnica, paciencia y conocimiento. Uno de los aspectos más importantes en la producción es la propagación adecuada del árbol: Siempre recomendamos el injerto, pues cuando se reproduce por semilla, las características del fruto se van degenerando y, para tener mameyes de calidad, se necesita control, apunta Julio.

Esa atención al detalle es lo que ha posicionado a Huertas Magaña como líderes del mamey, pero más allá del conocimiento técnico, lo que mueve a esta empresa es el trabajo en familia: Estamos involucrados todos; mis hermanos Marco y Carlos, y mi hermana Rubí, que está en el área de recursos humanos, cada quien tiene su responsabilidad, pero todos trabajamos con el mismo objetivo: hacer que Huertas Magaña siga creciendo, dice con orgullo.

Temporada a tope

Actualmente, Huertas Magaña se encuentra en plena temporada de cosecha. De enero a junio, los árboles dan su fruto con mayor intensidad, siendo abril, mayo y junio los meses pico.

Estamos a tope, es mucho trabajo, pero también mucha satisfacción. El mamey es un fruto generoso y estamos listos para enviarlo a donde lo quieran disfrutar, concluye Julio.

Desde Akil para el mundo, el mamey sigue escribiendo su historia con sabor yucateco. Y detrás de cada fruta que cruza fronteras, está el esfuerzo de una familia, el legado de un pionero y el compromiso de un equipo que ha hecho del campo una verdadera empresa.

En Rural MX celebramos estos proyectos que nacen de la tierra y llegan hasta los paladares más lejanos, sin perder el aroma del hogar ni el sabor de nuestras raíces.

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