Por Alberto Banuet A.
Por cortesía del COVID, la primera pregunta que evidentemente todos se hacen es: ¿Me puedo contagiar? La respuesta es sí, te puedes contagiar si entras en contacto con saliva o heces de los animales infectados, asunto muy poco probable si vives en una ciudad.
La segunda pregunta es: ¿Si me contagio, puedo morir? La respuesta es sí, aunque también es poco probable. Al igual que con el COVID, hay casos asintomáticos, leves y complicados que pudieran derivar en un fallecimiento y esto es más común entre trabajadores de las granjas.
La pregunta tres es: ¿Cómo llegó a Yucatán? Normalmente este tipo de contagios en granjas cerradas se realiza gracias a las aves migratorias que portan el virus AH5N1 y la buena noticia es que podemos vacunar a las aves sanas para evitar la proliferación del virus, incluso, ya se está haciendo.
La segunda parte de esta buena noticia es que Yucatán tiene avicultores de clase mundial, profesionales y observantes de la ley, y seguramente harán lo necesario para garantizar el abasto de huevo y pollo sano para los pobladores de la península.
Entonces, porqué el encabezado de ¿casualidad o causalidad?
Pues porque coincide con una idea que encabeza una lista de las peores ocurrencias del presidente y que tiene que ver con la eliminación de los requerimientos sanitarios para los productos y subproductos de origen animal que entran a México desde el extranjero. Esto es bajo el peregrino argumento de que eso hará bajar el costo de la canasta básica, aunque en el proceso, se lleve entre las espuelas a una gran parte de productores nacionales que deberán competir con productos de mala calidad que pudieran entrar al país a precios de dumping y como agregado, con afecciones que pudieran dañar a la producción/sanidad de los hatos, rebaños, parvadas y agricultura nacional.
México, hasta antes de esta administración, era reconocido en el mundo como un estado ejemplar en asuntos de sanidad e inocuidad agroalimentaria.
Ahora, surge la pregunta evidente, ¿es la aparición de este brote producto de esa mala determinación presidencial?
Con franqueza hay que decir que no, que el origen es otro, pero eso no significa que el peligro se desvanezca, ese ahí sigue latente y generando controversias, malestar y despidos, como el del director de SENASICA que congruentemente se retiró del cargo porque sabe cuál es el riesgo-país en el que estamos incurriendo con estas caballadas.
En mi opinión, independientemente de lo que el presidente opine, Yucatán debe seguir manejando con severidad el tema sanitario para no perder su condición o status, como le dicen los americanos. Nuestro ganado tiene precio por esa sencilla razón, tenemos un comité diseñado para esos menesteres; exportamos ganado para abasto, ganado de registro, carne de cerdo, miel, pollo, chile habanero, etcétera.
Hay mucho que perder si aflojamos lo que hemos logrado en décadas.
Ojo.
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