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José Valdemar ha dedicado su vida a la conservación de abejas en Tekantó

Un tercio de su vida ha producido y cuidado a esta especie amenazada por el mundo.

Don Valdemar, como es conocido en la localidad, cuenta al medio La Jornada Maya sobre su trabajo constante hacia este apiario de Tekantó, donde miles de abejas apis producen la miel que sustenta los gastos de mantenimiento del lugar, visitando constantemente las colmenas y haciéndose responsable de su correcto funcionamiento.

Contar sobre este apiario es contar su vida, ya que Don Valdemar ha dedicado mucho tiempo y empeño a este proyecto, motivado principalmente por preservar a las abejas y su entorno natural. Las respeta y sabe lo sagradas que eran para los antepasados: como un ritual alista su ahumador y su traje de protección antes de acercarse a la colmena; no utiliza humo para ahuyentarlas porque menciona que no es bueno para ellas y su miel, aunque reciba unos cuantos piquetes en el proceso.

“Traigo mi ahumador, pero sólo les echo un poquito y por encima para poder acercarme, hay gente que las llena de humo y no saben que eso se queda en la colmena y afecta la calidad de la miel. Yo me he llevado hasta 60 picadas en un día, pero no pasa nada, lo que importa es que ellas (las abejas) estén bien”.

El ingeniero resalta que esta apicultura sustentable y de bajo impacto es para otorgarles una calidad de vida genuina, encargándose de que no sean agredidas o molestadas para exhibición u otros fines, así como procurando un mantenimiento constante.

Diseñar sus colmenas, que los panales se estén desarrollando sanamente, revisar si las abejas tienen agua suficiente y que la vegetación donde recolectan sea regada son solo algunas tareas que le toma a Valdemar varias horas al día, por lo menos dos veces a la semana.

“En verdad las abejas son algo mágico, todo lo que hacen por los alimentos que comemos y todo lo que hacen por la naturaleza es algo que no se valora. Yo las cuido porque con el cambio climático están desapareciendo y no debemos permitir que eso suceda”, comenta el ingeniero en Desarrollo Rural.

Sin embargo el ver su trabajo y su propósito de vida realizado lo compensa todo: “Yo hasta sueño con ellas, sueño qué puedo hacer para que la miel esté mejor, que puedo hacer para que vivan bien”.

La miel cosechada se vende en forma natural o se transforma en cosméticos bajo la marca «Síijil Kaab», los cuales se pueden encontrar en el Mercado Riqueza Local sobre la Avenida 60 (Carretera Mérida-Progreso) los días sábado.

Para lograr esto se tienen que abrir las colmenas únicamente cuando es necesario hacer mantenimiento y cuando la escasez de floración comienza, dejando sin alimento a las abejas y haciendo necesaria la ayuda externa alimentándolas con miel y polen: “Mucha gente les da azúcar o permite que las abejas se mueran de hambre, pero yo no, yo me aseguro de que vivan bien”, comenta.

Algunos de los productos producidos y comercializados por Don José son jabones, jarabes, polen y jalea real, todos ellos a precios accesibles, ya que la finalidad de todo esto no es un bien económico para él sino para el mundo. Asegura que cuidar a las abejas es cuidar nuestra salud y nuestro planeta.

Recordemos que el día 20 de mayo se conmemora el Día Mundial de las Abejas precisamente para crear conciencia sobre la importancia de la actividad que realizan estos insectos: la polinización, clave para resolver los problemas de suministro de alimentos en el mundo y acabar la hambruna de países no desarrollados.

Con información de la Jornada Maya

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