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La nueva cara del frijol en Santa Isabel, Chihuahua

Por Jorge Alanis Zamorano

Sin importar las inclemencias del clima que en esta remota región del país toma la forma de tormentas, en el municipio de Santa Isabel, Chihuahua, el frijol está adquiriendo una nueva cara.

Don Fernando Pérez Corona, productor de frijol, nos cuenta su experiencia con la tierra y como ha vivido esta transición de trabajar con agroquímicos y, con cierto escepticismo, hacer la prueba con insumos orgánicos-minerales.

Para comenzar, el productor relata que la zona fue azotada por lluvias intensas por quince días, asunto que afectó los sembradíos y redujo un poco la producción. No obstante, al haber estado trabajando con productos orgánicos y minerales, las plantas de frijoles resistieron los embates del clima y el espacio se encharca menos, por lo que es más difícil que se ahoguen.

Algunos de los minerales útiles para ayudar a conservar la tierra y que ahora son los mejores aliados para el productor son la roca fosfórica, la zeolita, las diatomeas, entre otras: Le hemos echado productos orgánicos y minerales, y todo ha salido muy bien.

Acompañando la mejora del rendimiento de la tierra de Don Fernando está el señor Mario Ángel de la empresa Suprasunú, quien haciendo mancuerna con Pedro Isabeles, han encontrado la fórmula ideal para ver un notable antes y después en los resultados.

Tenemos cuatro años trabajando con Fernando, él nos dio la oportunidad y poca gente hace eso. El primer año fue bueno; subimos un 50% de la producción. Fernando estaba un poco incrédulo, pero gracias a ese resultado nos dio la oportunidad de seguir trabajando. Después vinieron unos años no tan buenos, pero hemos mantenido la producción, mejorado el suelo, y las tierras no se inundaron como antes. Ahora captan más agua y tienen mejor producción.

Por otra parte, Don Fernando resalta el ahorro económico que ha observado a partir de comenzar a trabajar con insumos minerales, especialmente porque los precios de los fertilizantes han ido aumentando. Para ahondar en el tema, el consultor Mario Ángel platica:

Fernando tiene un ahorro entre 40% y 60%. Además, él se mete al campo y hace las cosas por sí mismo, entonces ahí ahorra más porque no tiene que pagar personal; está pendiente de su tierra, sabe cómo trabajarla, en dónde hay que hacer ciertas cosas para que no se inunde, donde se le da salida al agua y que cantidad de productos hay que aplicar en el momento y tiempo indicado.

Los suelos cambian de color con aplicación de insumos orgánicos

Fernando Pérez tiene en Chihuahua el testimonio tangible de 70 hectáreas que, para aquellos interesados en el método orgánico, sirven como evidencia acerca de que la fertilización mineral representa ahorro y es un beneficio para el suelo, para el bolsillo del productor y para la salud.

Aprovechamos el encuentro para platicar con Pedro Isabeles sobre el caso de las tierras de Don Fernando, especialmente para describir la serie de cambios que el campo ha vivido luego de recibir fertilizantes minerales: Estamos en el cuarto año de tratamiento con insumos orgánicos en esta tierra, la cual se ve más oscura. Las plantas están más altas, más frondosas y con más grano. Esto se puede comprobar porque en 100 metros tenemos 20 líneas para cosechar; a comparación de la tierra que no se ha trabajado: en esos 100 metros sólo hay 10 líneas. Es decir, podemos notar que hay el doble de líneas para cosechar el frijol.

Esto es porque cada aplicación orgánica hace un trabajo de mejoramiento y regeneración del suelo.

Entonces, si fertilizan con insumos orgánicos- minerales, ellos pueden seguir sembrando sin que se disparen sus costos, continuar sembrando la misma superficie, incrementar la producción de cosecha y mejorar el suelo, sin arriesgar su salud, expresa Pedro.

Después de observar el proceso, ahora sabemos que la planta de frijol, en Chihuahua, ha adquirido un nuevo matiz; ejemplares más saludables, lozanos y fértiles cubren las líneas de cultivo. Don Fernando Pérez, productor y entusiasta de la tierra nos dedica unas últimas palabras que han viajado del extremo norte del país hasta aquí, a Yucatán: Hay que seguir echándole ganas, sin rajarnos, continuar luchando porque la vida es muy dura y tenemos que seguir sembrando. Llevo años haciendo esto, con la lluvia ya no quería ni sembrar, pero ahora he regresado.

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