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Las Chelemeras: Mujeres de la costa luchando por el medio ambiente

En el litoral norte del estado, un grupo de mujeres comprometidas y valientes se reúne bajo la sombra de los manglares. Armadas con botas de neopreno y pequeñas palas, Kelia Vázquez, Claudia Vera y Guadalupe Ek, junto con otras quince mujeres de entre 27 y 85 años, se adentran en la ciénaga; no es un trabajo cualquiera, pues ellas dedican sus esfuerzos a la recuperación de decenas de manglar rojo y negro en Chelem y sus alrededores.

Su viaje comenzó en 2010 cuando, desafiando las expectativas de género, tomaron las riendas de un proyecto inicialmente rechazado por los varones de su comunidad. El Biol. Jorge Herrera Silveira, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados de Mérida (Cinvestav), había propuesto un trabajo un trabajo temporal para la restauración de manglares y, este grupo de mujeres encontró una oportunidad: fue así como se sembró la primera semilla de lo que serían Las Chelemeras.

El reconocimiento de la importancia de los manglares no fue inmediato, pues la mayoría de ellas no tenía conocimientos profundos sobre ecología y no sabía sobre los beneficios que estos ecosistemas brindan, así que fueron aprendiendo sobre la macha en este proyecto que se convirtió en su pasión y les cambió la vida.

El trabajo de restauración

El primer paso de Las Chelemeras no fue plantar semillas, sino crear canales en el humedal para restaurar el flujo de agua dulce y salada, fundamental para la salud de los manglares. Con ayuda de su familia, lograron transportar la materia y abrir estos canales, facilitando la recuperación del hábitat. Dicho trabajo estuvo guiado por los estudios de ecología forense a cargo del Biol. Herrera y su equipo.

Al principio recibían una financiación como medida de compensación por la construcción de un puente y la pista de canotaje de Progreso, dichos fondos se agotaron rápidamente; sin embargo, las 18 mujeres siguen comprometidas con la causa, aunque deban buscar ingresos adicionales.

Innovaciones e impacto

Para abordar los desafíos de inundaciones y sedimentos, Las Chelemeras implementaron las “tarquinas”, que son unas estructuras de estacas y malla que ayudan a las plántulas de mangla a arraigarse al suelo y crecer, un método que ha permitido la recuperación de más de 50 hectáreas de manglar, además de fomentar un sentido de responsabilidad y cuidado entre las mujeres, así como uno de identidad, pues también son vistas por su comunidad como las guardianas de estas áreas naturales.

En reiteradas ocasiones, las integrantes han contado cómo este proyecto ha transformado sus vidas, empoderándolas y permitiéndoles enfrentar trabajos que tradicionalmente se consideran masculinos; de igual forma, sus familias también han reconocido su labor, contribuyendo a un sentido de igualdad en el hogar.

Y es que el trabajo de Las Chelemeras no se limita solamente a la reforestación y recuperación, sino que también se han convertido en educadoras para su entorno, compartiendo conocimientos sobre la importancia de los manglares. Todo este esfuerzo ha inspirado a nuevas generaciones, como la hija de Keila, Sharty, quien actualmente se encuentra estudiando biología.

Uno de los próximos objetivos del grupo incluye proyectos de ecoturismo y la producción de miel de manglar, por lo que además de seguir con su labor de la conservación, también tendrán ingresos adicionales para ellas y sus familias.

Reconocimiento

El año pasado, fueron condecoradas con el premio Héroe Local por la Fundación Blue Marine, organización dedicada a restaurar la salud del océano, por todo este trabajo que está teniendo un impacto más que positivo en su comunidad.

La importancia de los manglares

En nuestro país hay más de 900 mil hectáreas de manglares, de las cuales el 60% se alberga en la península yucateca; estos hábitats no sólo son vitales para la fauna y flora locales, sino que también actúan como barreras naturales contra ciclones y huracanes, además de capturar más carbono que los bosques tropicales. Sin embargo, enfrentan amenazas significativas como el calentamiento global, la deforestación y la indiferencia de las autoridades.

Tan sólo en nuestro estado, alrededor de 40 mil hectáreas de manglares se encuentran degradadas, lo que deja a las comunidades locales vulnerables a los fenómenos climáticos extremos, por lo que la restauración de estas áreas mejora las condiciones ambientales y de vida de las comunidades.

Si quieres unirte a esta gran labor, aproximadamente cada tres meses cuentan con tareas de voluntariado, campaña que ha tenido una gran respuesta y que puedes consultar en su página de Facebook.

Así, estas mujeres de Chelem han demostrado que, con dedicación, conocimiento y trabajo en equipo, es posible lograr un impacto significativo y duradero. Las Chelemeras, orgullosas de sus logros y del camino recorrido, continúan su labor con la esperanza de ver sus esfuerzos plenamente realizados, para que las futuras generaciones disfruten de estos ecosistemas saludables en los que ellas han trabajado tan arduamente por rescatar.

Edición Revista Yucatán

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