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Los espolones afectan la costa

Según el doctor Adán Caballero Vázquez, investigador de la Unidad de Ciencias del Agua del Centro de Investigación Científicas de Yucatán (CICY), con sede en Cancún, las estructuras o espolones colocados con el objetivo de frenar el ingreso del mar afectan el equilibrio natural de la arena o sedimento en la costa.

«La duna costera es un organismo en constante movimiento, lo cual implica que la arena que se pierde de un lado se deposita en otro, recuperando así lo que se había perdido anteriormente. Es decir, se mantiene de forma natural a como dé lugar. Sin embargo, si se interrumpe la dinámica de la duna debido a construcciones, edificaciones o incluso a la creciente actividad turística en el agua, se produce la destrucción de los pastos marinos, los cuales desempeñan un papel crucial en la prevención de la erosión y la pérdida de arena en la costa. Como resultado, aparecen efectos negativos», afirma.

La degradación de los manglares también provoca impactos significativos en la erosión y en el sedimento costero. Se enfatiza que las estructuras destinadas a frenar la erosión no deben ser instaladas a menos que se realicen estudios básicos sobre el flujo hidrológico y la dinámica de los sedimentos para comprender cómo se desplaza la arena en la zona costera. De lo contrario, la erosión puede ser aún más intensa que antes.

Las estructuras solo deben ser colocadas cuando se haya comprobado que no afectarán los flujos de esta dinámica sedimentaria. Sin embargo, se señala que hay quienes instalan estructuras sin tener conocimiento de sus efectos con el único propósito de frenar la erosión frente a sus propiedades, sin considerar los impactos que esto causa no solo en esa área, sino en toda la costa. Esto solo resulta en un aumento de la erosión.

Hasta donde se tiene conocimiento, los últimos estudios realizados en Yucatán sobre la erosión de las playas datan del año 2018, aunque la Uady ha llevado a cabo investigaciones más recientes al respecto. Por otro lado, el CICY ha colaborado en un estudio que utiliza materiales poliméricos para la creación de geotubos con el objetivo de frenar la erosión.

El investigador forma parte de la Red de Ecosistemas Costeros, la cual está conformada por un grupo multidisciplinario de investigadores que han impulsado un proyecto para analizar la vulnerabilidad de la zona costera de Yucatán. El objetivo de dicho proyecto es identificar las áreas más vulnerables y con mayor erosión en la región.

Sin embargo, el progreso del proyecto se ha visto dificultado por la falta de financiamiento. A pesar de esto, algunos miembros de la Red han continuado trabajando de forma individual, dentro de sus posibilidades, para identificar las zonas más vulnerables.

Los investigadores que forman parte de la Red y contribuyen al proyecto provienen tanto de la península como de otras regiones y poseen diversas especialidades. Por ejemplo, hay expertos en biodiversidad vegetal que están llevando a cabo investigaciones relacionadas con este tema en la costa. El Dr. Adán Caballero, por su parte, es un experto en peces de la península y en lagunas costeras. También está investigando sobre el fenómeno del arribo masivo de sargazo, otro factor que contribuye a la erosión al diluir la arena.

El sargazo, un efecto de esto

Destaca que el problema del sargazo trasciende las fronteras y requiere una atención global. Hace hincapié en que la península de Yucatán está interconectada, lo que significa que la erosión que se experimenta en Cancún y Playa del Carmen también afecta la costa yucateca, así como regiones más allá de las fronteras nacionales, como Belice y Guatemala.

Señala que la clave para frenar la erosión radica en la rehabilitación de los ecosistemas. Por ejemplo, cuando se construye un camino que aísla una ciénaga, se interrumpe el flujo de agua, por lo tanto, en tales casos, se deben construir caminos con pasos de agua para garantizar que el flujo no se vea interrumpido.

Indica que es necesario restaurar la vegetación local, ya que desempeña un papel crucial al evitar que el viento arrastre la arena de la playa. Además, destaca que muchos organismos habitan en este entorno y contribuyen a conservar la biodiversidad.

Subraya que existen otras soluciones más complejas y drásticas, como la instalación de pilotes, diques o estructuras, que se utilizan en situaciones extremas. Sin embargo, insiste en que estas medidas solo deben aplicarse después de realizar estudios exhaustivos sobre el flujo hidrológico, el impacto ambiental y la ingeniería correspondiente.

Con información del Diario de Yucatán

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