Un grupo de mujeres originarias de Sisal, Yucatán, fundaron con ayuda de científicos de la UNAM una granja de pulpos que actualmente funciona como criadero y centro de investigación para mejorar el aprovechamiento de la especie.
La cooperativa Moluscos del Mayab fue fundada por 10 mujeres encabezadas por Silvia, quien trabaja de la mano con Carlos Rosas, investigador del Laboratorio de Biología Marina Experimental, de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación, de la Facultad de Ciencias.
En 2004 las mujeres comenzaron pescando pulpos, alimentándolos y vendiéndolos para obtener un ingreso extra a la par que Carlos Rosas realizaba investigaciones para mejorar el negocio.
Con el tiempo, algunas de las mujeres desertaron y se unieron Antonio y Adriano, esposo e hijo de Silvia, y Julio Sierra, esposo de otra de las integrantes, quienes aplican los descubrimientos de la UNAM para garantizar que los pulpos no se coman entre sí y que el alimento que consumen sea más económico.
El equipo de Moluscos del Mayab y de la UNAM alimenta a horas muy específicas a los octópodos porque se trata de una especia caníbal que si no recibe alimento se come a sus compañeros.
Cuando inició la granja los pulpos comían una fórmula basada en calamar y jaibas, que era bastante costosa, pero con el avance de las investigaciones los especialistas formularon un alimento hecho con desperdicios de pescado y una cocción menos intensa, lo que resulta en un modelo más económico para la producción comercial y es sustentable, pues abona al manejo de los residuos de pescado, que son un problema para el medio ambiente.
Incubadora patentada
La unidad tiene aproximadamente 200 pulpos y más de mil embriones, que pueden sobrevivir sin la presencia de una hembra gracias a una incubadora especial desarrollada por la UNAM y patentada en 2010.
Normalmente, las hembras ponen los huevos -que son entre mil 500 y tres mil- y dejan de alimentarse para cuidarlos hasta que nacen las crías y ellas fallecen, pero con la incubadora los huevos pueden desarrollarse solos mientras que la hembra puede ser comercializada.
Los avances, como la alimentación especial de los pulpos, han atraído el interés de científicos internacionales. Por ejemplo, en España planear replicar la fórmula para nutrir a los octópodos.
Moluscos del Mayab está compuesto por seis integrantes que poco a poco han aprendido sobre la biología de los pulpos y avanzan con el respaldo de la UNAM para iniciar un proyecto de comercialización que les garantice un ingreso económico.
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Fuente: La Jornada Maya.