La mejor agua es la del cielo
Especial Rural MX
¿Existe alguna diferencia en la alimentación del ganado cuando es época de lluvia contra la época de sequía? El Ingeniero Gregorio Cabrera Bernat nos comparte información valiosa a considerar para nuestro negocio, tomando en cuenta que aún en tiempos de lluvias, los rumiantes podrían estar mal alimentados.
En una cuchara hay tantos microorganismos como habitantes en el planeta
Por costumbre la gente está deseosa de que llueva porque se piensa que se resuelve el problema de la nutrición. Cuando llueve, en efecto, los pastos tienen crecimiento exponencial y muchos dejan a las vacas a su suerte, eso llevó a que numerosos ganaderos pensaran que la solución era poner un sistema de riego para que crezca bien el pasto, comenta el Ingeniero.
Sin embargo, él compara el crecimiento de un pasto doméstico cuando lo regamos con agua de la llave con el que tiene si recibe agua de lluvia, el cual resulta espectacular, ¿por qué sucede esto?
Cuando se inicia una lluvia existe un choque eléctrico que provoca que las moléculas de hidrógeno y oxígeno se liberen y se mezclen con nitrógeno volátil no asimilable, por lo que cae del cielo tiene cantidades de amonio que funcionan como fertilizante natural, por ello el crecimiento rápido. Pero no está cayendo fósforo, ni calcio, ni selenio, ¿quién se encarga de proveerlos?: ¡Los microorganismos del suelo! Los cuales, dicho sea de paso, hemos ido erosionando con prácticas nocivas y predatorias, explica.
¿Sabías que en una cuchara sopera hay tantos microorganismos como habitantes en el planeta? –Continúa el Ingeniero- Cuando tienes un suelo vivo, tiene la capacidad de aprovechar de 40 a 60 toneladas de tierra por hectárea cada año, eso oxigena la tierra y cuando llueve hay permeabilidad, contrario a lo que ocurre en un suelo sin vida, donde las temperaturas del sol hacen que superen los 50°C. ¿Qué microorganismo sobreviviría ahí?
Asimismo, el Ing. Gregorio señala el tema del daño que hacemos con costumbres como la de quemar o el uso abusivo de herbicidas, garrapaticidas, desparasitantes, entre otros químicos aplicados al ganado en grandes cantidades, provocando que hoy tengamos suelos compactados y con menos fijación de nutrientes.
Regresando a la lluvia, nuestro entrevistado nos explica que los microorganismos del suelo se encargan de fijar las moléculas de amonio, hidrógeno y oxígeno para transformarlos en nutrientes, concentrados en las raíces para que el ganado lo tome a través del forraje.
Mientras más ricos sean los nutrientes de tus suelos y más natural sea la alimentación, mejor será la carne y la leche que el humano recibirá. Sin el uso indiscriminado de químicos, antibióticos u hormonas, que con el afán de subir la producción se han utilizado irresponsablemente, agrega.
Por economía, trabajar con el medio ambiente
A su vez, el Ing. Gregorio y su equipo están asesorando algunos predios en los cuales están tomando acciones como, por ejemplo, bañar cada 45 días a sus ganados para prevenir las garrapatas, al contrario de antes, que lo hacían cada 8 días: En los lugares asesorados, la naturaleza está tomando el control y el equilibrio vuelve poco a poco, añade orgulloso.
En la seca existe falta de proteína en los pastos y en las lluvias viene un exceso de ella. Al respecto, nuestro entrevistado menciona: El ganadero debe saber identificar el excremento ya que un exceso de proteína provoca diarreas en el ganado, debido al cambio de la flora microbiana en el rumen (la primera de las cuatro cavidades que conforman el estómago de un rumiante), por lo que se debe nivelar la relación de minerales, vitaminas, así como cuidar las deficiencias de cobalto, zinc o selenio, pues repercuten en el proceso del ácido propiónico, encargado de otorgar la energía para la producción de carne y leche.
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