En el sur de México, justo en la línea fronteriza con Guatemala, seis perros entrenados por el Senasica están librando una silenciosa pero decisiva batalla. Su enemigo es microscópico, pero devastador: el gusano barrenador del ganado, una plaga erradicada en México en 1991 que amenaza con volver desde Centroamérica.
¿Los héroes? Seis “lomitos guardianes” con una misión clara: proteger la sanidad del hato ganadero nacional.
Lejos de ser simples mascotas, estos perros fueron adiestrados para detectar, mediante el olfato, infecciones activas en reses, basándose en secreciones, sangre y otros elementos biológicos. Lo hacen en silencio, sin ladrar, sin perder la concentración. Gracias a su increíble capacidad olfativa, un solo perro puede revisar hasta 80 animales en tan solo cinco minutos.
Segunda oportunidad, nuevo propósito
Lo más emotivo es que muchos de estos inspectores de élite fueron adoptados de albergues o donados por familias que ya no podían cuidarlos. En el Centro de Adiestramiento Canino (Ceacan) del Senasica, reciben atención veterinaria, socialización y un entrenamiento especializado que dura de 8 a 12 semanas. Allí aprenden a asociar olores específicos con recompensas: una caricia, una golosina o su juguete favorito.
Después de graduarse, son asignados junto a técnicos del Senasica en zonas clave, como Catazajá, Chiapas, donde inspeccionan lotes de hasta 100 cabezas de ganado por jaula.
🐄Con la inspección que realizamos con el apoyo de perros entrenados, en los Puntos de Verificación e Inspección Federal (PVIF) son clave para evitar la diseminación del GBG.👨⚕️🐕¡Sin heridas no hay gusaneras! Conoce los resultados👉https://t.co/ABLdmKV8We #SanidadAnimal #Senasica pic.twitter.com/QlJ74RMguK
— Senasica (@SENASICA) March 27, 2025
Ciencia, disciplina y juego
El entrenamiento es riguroso y continuo. Los perros realizan simulacros en condiciones reales de campo: calor, ruido, animales vivos, polvo, viento. Todo está planeado para que no fallen en su misión. Y no están solos. Sus manejadores y un equipo médico veterinario los supervisan constantemente para asegurar su bienestar y rendimiento.
Con cada jaula revisada y cada alerta olfativa, estos caninos refuerzan una barrera sanitaria que mantiene a salvo al campo mexicano. Y es que, sin exagerar, su labor contribuye directamente a salvaguardar el patrimonio agroalimentario del país.
Hoy, en el Día Mundial del Perro, celebramos a estos inspectores de cuatro patas que, sin capa, están defendiendo la soberanía alimentaria de México.