Crónica de una buscadora de sanación a través del consumo de esta planta sagrada que está en peligro de extinción.
Efectos del consumo del peyote
El hikuri o peyote es un enteógeno que contiene diferentes alcaloides psicoactivos, entre ellos la mezcalina que en sí es la responsable de sus efectos alucinantes y psicodélicos.
Los efectos más comunes son los siguientes:
- sensación de calor o sudoración
- hormigueo en todo el cuerpo como si algo caminara dentro de él
- pupilas dilatadas
- sensación de desdoblamiento
- alucinaciones auditivas y visuales
- gran vitalidad y fuerza
Cuando lo he consumido he logrado conectarme con mi interior y tener un viaje de armonía. A continuación relataré lo que en lo personal me ha funcionado a lo largo de los 12 años que llevo aprendiendo de este maestro.
Pedí permiso al peyote
Lo primero que hice cuando estuve en el desierto fue pedir permiso a todos los guardianes y esencias que habitan en Wirikuta para poder entrar y convivir con ellos en su espacio sagrado y así no me sintieran como un invasor.
Para tener una buena visión o medicina, fue necesario que fuera preparada desde días antes absteniéndome de lo siguiente:
- Carne
- Alcohol
- Tabaco
- Sal
- Sexo
Al menos una semana antes de hacer mi viaje dejé de consumir los alimentos mencionados y evité los encuentros sexuales con la intención de estar desintoxicada y de que el efecto del peyote sea mayor.
Ofrendé el primer peyote
Cuando encontré el primer peyote no lo corté; en cambio, lo dejé como una ofrenda para agradecer toda la medicina que me regalaría; alguien me sugirió dar desde tabaco, copal, flores, fruta, chocolate o hasta mi cabello, unas gotas de sangre o algo que significara mucho para mí.
Pedí ayuda al peyote
Enseguida, busqué ahora sí los que cortaría. Antes de tomarlo, platiqué con él, le conté mi intención por la cual lo consumiría, pedí su ayuda, su sabiduría. De este modo conecté mi espíritu con el suyo, con la intención de que juntos voláramos con alas de luz.
Tal vez parecería una locura ponerme a platicar y pedir ayuda de una planta, pero recordé que desde tiempos inmemoriales este cactus es considerado sagrado y mágico.
La creencia se basa en que tiene un espíritu que me guía por el interior de mi ser para ayudarme a obtener respuestas conectándome con el pasado para entender mi presente.
Conservé la raíz
Ya que encontré ese “venadito azul” que saltó ante mis ojos, no lo arranqué de raíz. Según antropólogos, botánicos y mi propia experiencia, esta no es la manera correcta, ya que es muy difícil —casi imposible— que vuelva a crecer.
Llevé un hilo de algodón (también se puede hacer con una piedra plana) y corté solamente la cabeza del cactus; después, cubrí con tierra la parte que quedaba y le puse un poco de agua, ya que de esa forma tendrá más oportunidad de retoñar.
Dosis para consumir peyote
El viaje con peyote es algo muy mágico pero hay que tener mucho cuidado con la dosis que se consume, ya que el efecto puede durar de 8 a 24 horas de acuerdo con la cantidad que se injiera.
Para una experiencia tranquila y de reflexión, la dosis es de una a dos cabezas de peyote.
Una experiencia media se obtiene con cuatro a ocho cabezas.
Para una experiencia visionaria o alucinante la dosis es de ocho a doce cabezas.
El efecto tarda en llegar aproximadamente una hora, así que no ingerí más cantidad de la que deseaba hasta que pasó ese tiempo, así evité tener un mal viaje debido a una ingesta elevada.
Condiciones óptimas para consumir peyote
Cuando lo he consumido por mi cuenta, lo he hecho por la noche o cuando el sol se está poniendo, en un ambiente tranquilo y con verdaderos amigos que puedan ayudarme en caso de sentir temor o molestias físicas.
Lo he consumido en ayunas para potencializar el efecto y he encendido un fuego, ya que ceremonialmente se cree que es la luz que ilumina el viaje.
La otra manera de contactar con esta medicina es ir a una comunidad wixarrika y buscar un marakame (chamán) y hacer el ritual de acuerdo con su costumbre.
Sin duda, esta será también ha sido una vivencia única pues se trata de vivir la ceremonia de manera tradicional, solo que es un viaje muy largo y de mucha ofrenda, ya que se trata de salir desde la Sierra de Jalisco o Nayarit hasta el desierto de San Luis Potosí, recreando la peregrinación de sus ancestros.
La antesala del viaje en peyote
Alguna de las veces que ingerí, lo vomité debido al sabor tan amargo que tiene este cactus, pero no me preocupes porque es parte de una limpieza y depuración del organismo. Lo que sí es que después del vomito, mi viaje se disparó: el mundo exterior desapareció y te encontré inmersa en un viaje interno de colores y aprendizaje.
La experiencia del “viaje” con peyote
Mi viaje fue una gran experiencia en la cual me conecté con mi interior y con todo lo que en ese momento se encontraba a mi alrededor.
La magia del peyote me permitió hermanarme con la naturaleza, con el cosmos y, en general, con la vida: me volví uno con el universo.
Después de vivir en el mundo del venado azul (peyote) entendí por qué es considerado un maestro y una planta de poder la cual merece todo nuestro respeto y admiración. ¡Protejámosla de la extinción!
El peyote brujo, un viaje al inframundo
El peyote brujo o tsiwiri es una variedad de peyote que se encuentra en el mismo desierto de San Luis Potosí y aunque no es tan popular como el peyote hikuri, también tiene propiedades psicoactivas.
Sin embargo, son pocas las personas que se atreven a consumirlo. De hecho, dentro de los grupos indígenas que consumen peyote los únicos que utilizan el tsiwiri son los raramuris, quienes consideran que este cactus tiene un poder mucho mayor al del hikuri y por esta razón consideran que este solo debe ser consumido por los ancianos o la gente sabia de su comunidad.
Por otro lado, los huicholes estiman que este tipo de peyote provoca locura a quién lo consume y es por eso que no lo usan dentro de sus ritos.
Otra creencia es que este tipo de peyote te lleva al inframundo y te provoca alucinaciones más bien obscuras y demoníacas.
A diferencia del hikuri, el tsiwiri no se puede consumir solamente a mordidas ya que su sabor es mucho más amargo y desagradable que el del hikuri.
Es necesario mezclarlo con agua y machacarlo por completo para lograr una mezcla que de preferencia deberá consumirse con algo dulce natural como miel o fruta.
El principio activo de esta cactácea no es la mezcalina sino la feniletilamina, la cual provoca alucinaciones más fuertes.
Nuestra mente se vuelve muy ligera, haciéndonos viajar por otras dimensiones y nuestro sentido auditivo se agudiza tanto que podemos ser capaces de aislar cada uno de los sonidos que escuchamos aunque provengan de kilómetros de distancia.
Su poder psicoactivo es tan alto que no es necesario comer más de dos ejemplares para comenzar a sentir sus efectos.
El tsiwiri nos permite visualizar incluso a los espíritus que habitan en todas las cosas y llegar a un nivel muy alto de desconexión; es tal vez por esta razón que los huicholes creen que causa demencia, ya que si no eres capaz de lidiar con todo lo que ves, sientes y escuchas es muy probable que tu cordura se pierda en ese viaje.
*Jacqueline Castellón Fuentes es una periodista que se ha especializado en el acercamiento a Wirikuta y la cultura wixarika. Su trabajo está enfocado en la defensa de esta región y la puesta en valor de la cosmovisión de los pueblos originarios.
** La opinión y experiencia vertida en este artículo es responsabilidad de su autor.
Fuente: México Desconocido