Se estima que el 70% del territorio mexicano es aún apto para localizar yacimientos de minerales. Foto: Bárbara Castrejón Gómez.
De acuerdo con María Teresa Sánchez Salazar, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM y titular del estudio La industria minero-metalúrgica en México en el marco de las políticas neoliberales, desde los años 80 del siglo XX, con las reformas que introdujera el gobierno federal, prácticamente la totalidad de las reservas, unidades y plantas mineras del sector paraestatal han sido privatizadas.
El principal inconveniente, mencionó la experta en entrevista, radica en que los capitales extranjeros han concentrado un gran número de minas, sobre todo las enfocadas a la extracción de metales preciosos como el oro y la plata.
Sánchez Salazar explicó que “el problema no son las empresas; las políticas y las leyes están a su favor, pues les han puesto todo en charola de plata: pagan pocos impuestos, obtienen concesiones a precios muy bajos, por hectárea concesionada y no por valor del volumen de mineral extraído,vigentes por 50 años, y que luego podrán renovarse por otro periodo igual. Ellos pueden desalojar poblaciones, provocar grandes problemas ambientales y las autoridades competentes no aplican ninguna sanción.”
Recursos desaprovechados
Según datos recopilados por la investigadora del Instituto de Geografía, la Cámara Minera de México (Camimex) reportó que del total de proyectos de exploración, 30% es de empresas mexicanas, mientras que el 70% está en manos de capitales extranjeros, mayoritariamente canadienses.
Al respecto, la universitaria comentó que “México es el principal país receptor de inversión extranjera en Latinoamérica en el ámbito minero, y el cuarto a nivel mundial. Y lo confirma el Metals Economics Group (MEG) quien también lo ubica en el quinto lugar (desde 2006) en cuanto a las ventajas que ofrecen los países para invertir en el sector.”
De acuerdo a su artículo La estructura territorial de la minería mexicana al inicio del tercer milenio, tal situación ha sido posible por la reforma a la Ley de Inversión Extranjera de 1993, legislación que permitió la participación extranjera en el sector minero en un 100%. Esta oportunidad ha sido aprovechada por las empresas extranjeras.
Los datos de la doctora Sánchez coinciden con lo reportado en el informe anual de la Camimex. A la fecha, 293 compañías foráneas operan en la cuarta parte del país, es decir, en 26 de los 32 estados, las cuales enfocan sus esfuerzos a la extracción de oro y plata (65%), polimetales (20%) y cobre (10%).
El mismo informe indica que México se consolidó en 2011 como el primer productor a nivel mundial de plata. Entre 2000 y 2010, se ha extraído más de la mitad del total de plata que se obtuvo en los trescientos años de la época colonial. Y lo mismo ha ocurrido con el oro. Por primera vez en la historia, México se encuentra en novena posición en producción de oro en el mundo.
En el presente, sólo el 15.7% del territorio nacional está concesionado y, según la Camimex, el 70% del mismo es todavía apto para seguir localizando yacimientos minerales de clase mundial. La doctora Sánchez señaló que en esos yacimientos hay cuando menos doce tipos de minerales de importancia mundial.
Ofrecer barato y comprar caro
La analista de la industria minero-metalúrgica nacional encontró en su investigación que el oro es el mineral que más se exporta, junto con otros destinados a la producción industrial como el carbón y el cobre; sin embargo, denunció, la ganancia de la venta se esfuma cuando estos mismos minerales son importados, es decir, vueltos a comprar a las empresas extranjeras para el consumo nacional.
“Mientras que en otros países de Latinoamérica se cobra por las ventas de los productos extraídos, en México se cobra por el número de hectáreas concesionadas, pero obtiene de las regalías el 0%; por eso, la mejor forma de revertir este problema es cobrar tarifas más altas por las concesiones, así como impuestos por el volumen y tipo de mineral obtenido a las grandes empresas extranjeras”, sugirió María Teresa Sánchez.
Consideró la posibilidad de que esta situación sea el origen de la reducción del aporte minero al PIB nacional. “En 1930, dicho sector generaba más del 9%, mientras que hoy sólo contribuye con el 4.9%”. Añadió que muchas empresas extranjeras explotan y se llevan el concentrado a otros países; por eso se genera un mínimo valor agregado.”
Problemas ecológicos y sociales
“El progreso tecnológico que ha acompañado a la minería está favoreciendo la explotación de los yacimientos con maquinaria pesada y métodos más agresivos tanto para el medio ambiente como para las comunidades aledañas. Principalmente con el sistema de tajo a cielo abierto que mueve un gran volumen de tierras, afectando el suelo y la vegetación original. Por este motivo, una vez concluida la vida útil del tajo, ya no hay posibilidad de que las comunidades desarrollen alguna actividad alternativa”, advirtió la investigadora.
“Precisamente, concluyó, el cambio en los sistemas de minado va sustituyendo a la minería subterránea tradicional con sus antiguos métodos; hoy sólo se requieren unos cuantos operadores de maquinaria pesada; así el número de empleos ha disminuido notoriamente y gran parte de éstos se generan a través de subcontrataciones, que muchas veces no ofrecen seguridad laboral y social, ni salarios dignos.”
Por Liliana Estela Morán Rodríguez, Ciencia UNAM