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Rótulos y sabores que atrapan

Por Ana Laura Preciado

Has estado en la comunidad de Ruinas de Aké todo el día… seguramente estás cansado y asoleado. Pasaste toda la mañana y parte de la tarde recorriendo vestigios arqueológicos y conociendo la antigua hacienda henequenera erigida a principios del 1900; su interior resguarda viejos y no tan viejos restos de máquinas raspadoras de henequén, enfundadas en paredes de antaño con elegantes rastros arquitectónicos y la notable evidencia del paso de tiempo.

En general, aprovechaste el viaje para pasear por el atractivo escenario rural que ronda por las calles del diminuto poblado con aquel curioso nombre y el cual, por si las dudas, corroboras dos veces con los lugareños que efectivamente se llama “Ruinas de Aké” y no solamente “Aké” como pensabas.

Tienes hambre y sed, pero apenas conociste los sitios más populares y turísticos de la población y simplemente no sabes a donde ir a descansar y comer algo. Tu desesperanza no acrecienta, pues sobre la calle de la entrada perdura una pequeña fonda con comida regional esperándote con ansias.

El señor Leónidas Balam y su esposa, doña Guadalupe Espinosa, se encuentran sentados bajo la sombra de una lámina que guarece al curioso local llamado “La Reinita”, el cual se divisa desde lo lejos gracias a sus nítidos visuales, de esos rótulos que son tan característicos en los muros de Yucatán y de México, y que siguen un estilo muy “de la vieja escuela”.

Desde sus posiciones, la pareja te hace señas para que te acerques y le des una oportunidad a su amplia variedad de guisos y antojitos preparados con mucho cariño y ese toque tan especial que solamente puedes encontrar al interior del estado.

Te aproximas a la mesa y observas maravillado muchos trastos colmados de kibis, empanadas, cebollas curtidas, salsas multicolores y a la par percibes la gran cantidad de aromas que inundan el aire, provenientes de la cocina, en donde yacen calientes ollas con relleno negro, sopa de lima, mondongo kabic, entre otros guisos típicos.

Al ordenar el alimento de tu preferencia, la deliciosa comida viene acompañada de una amena charla encabezada por doña Lupita y don Leónidas, quienes complacidos te cuentan acerca de la historia del recinto que inició hace 50 años como una tienda de conveniencia y evolucionó a la cocina económica que encuentras hoy, con su vasto menú conformado con recetas propias.

Entre risas y una buena comida, las memorias afloran en el ambiente al escuchar relatos del pasado construidos a lo largo de 53 años de matrimonio: recuerdos chuscos, alegres y hasta uno que otro paranormal.

La tarde cae y el tiempo parece haber volado; ya es hora de regresar a casa, por lo que te despides de tus amables anfitriones, que se encuentran muy felices por tu visita. Mientras te alejas de la comunidad, sabes que ha sido un viaje fructífero; con el estómago lleno y muchas fotografías para recordar aquel pasadía por Ruinas de Aké, te haces la promesa de regresar pronto, porque todavía te quedan muchos guisos de “La Reinita” por probar y más historias por escuchar.

#UnCampoParaInvertir

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