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Seis flores endémicas que son un regalo de México para el mundo

Su valor radica tanto en su belleza como en sus características alimenticias, medicinales y culturales

Desde los rojos más intensos, hasta los amarillos más vivos, engalanan a las flores endémicas de México, las cuales por su valor histórico, cultural, alimenticio y medicinal, son un regalo muy preciado en diferentes partes del mundo, ya sea en invierno o primavera.

Su uso para fiestas de fin de año, bodas y otras celebraciones, o para recordar a nuestros difuntos, se ha generalizado tanto, que no está de más recordar de dónde es nativa cada una de estas flores propias de nuestro país y que, por lo mismo, representan orgullosamente la riqueza biocultural con que contamos, gracias a la labor de los pueblos originarios que las domesticaron y cosecharon selectivamente hasta convertirlas en lo que son hoy.

He aquí un pequeño ejemplo de estas flores, desde las más conocidas a nivel internacional, hasta las más valiosas por su rareza y exclusividad.

Nochebuena  (Euhphorbia pulchérrima)

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Conocida originalmente con el nombre náhuatl de Cuetlaxóchitl (flor que se marchita o flor de cuero) esta planta es endémica de nuestro país donde crece, desde Sonora hasta Chiapas, e incluso Guatemala.

Arbusto mexicano, sobresale entre las plantas domesticadas por nuestros pueblos prehispánicos, por sus hojas conocidas como brácteas, principalmente de color rojo, pero también las hay color de rosa, amarillas e incluso blancas,  y sus pequeñas flores amarillas al centro,  que proliferan de manera silvestre o cultivada durante los últimos meses del año.

Es conocida en otras partes del mundo desde que Joel Robert Poinsett la llevara a Estados Unidos en 1829 con el fin de reproducirla y propagarla, por lo que se le dio en ese país el nombre de Poinsenttia.

Aunque su uso común es de ornato en los hogares, iglesias y otros espacios durante las fiestas de Navidad, también posee propiedades medicinales. En algunos pueblos se les sigue usando como infusión contra la hemorragia vaginal abortiva y para regular la menstruación, entre otras aplicaciones.

Cempasúchil (Tagetes erecta)

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De vivo color amarillo, casi naranja, aunque también existen variedades amarillas, casi verdes, todas de profundo aroma,  desde tiempos prehispánicos esta bella flor ha adornado los altares u ofrendas a los muertos. Se creía que sus pétalos atrapaban los rayos del sol y, por lo mismo, eran capaces de iluminar el camino de los difuntos para visitar a los vivos durante las “fiestas de muertos” que se celebran entre octubre y noviembre en México.

El nombre de Cempasúchil proviene del náhuatl y significa flor de veinte pétalos, y aunque sus orígenes están en tierras mexicanas, en la cuenca del Balsas, su propagación se ha extendido por todo el mundo al grado de que se le conoce también como clavel chino o clavelón de la India. Y su uso puede ser también de tipo medicinal, como desparasitante natural y antioxidante.

Dalia (Dahlia coccinea)

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Declarada como Flor Nacional de México en el decreto expedido el 13 de mayo de 1963 por el presidente Adolfo López Mateos, esta hermosa especie es muy valorada desde tiempos prehispánicos por los diversos y vivos colores de sus 43 variedades, 35 de las cuales son endémicas de México. Adicional a su beldad, reúne atributos medicinales, culinarios y nutricionales.

Con esta linda flor se adornan casas y templos, y de sus suaves pétalos se extraen tintes, se elaboran exquisitos platillos pero también es un buen forraje, tal y como lo documentaron Francisco Hernández, en su “Historia de las Plantas de la Nueva España”, y los botánicos Mociño y Sessé durante la Real Expedición Botánica a Nueva España, entre 1787 y 1803.

Orquídea Pelícano (Cypripedium irapeanum)

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Una de tantas orquídeas que habitan el planeta, pero que es endémica de México, es la orquídea Pelícano, que se esconde cual duende en los bosques de pino y mixtos de roble, y  en las laderas de piedra caliza desde Durango hasta Honduras. Por su pétalo inferior con forma de globo se le dio su singular nombre.

Esta flor se distingue no sólo por su color y majestuosa forma, sino también por lo sutil de su presencia, ya que es extremadamente difícil de cultivar porque depende de un hongo simbiótico que le brinda los nutrientes necesarios. Investigadores de la Universidad Veracruzana redoblan esfuerzos para garantizar su protección, ya que se encuentra en la lista de especies en riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2010.

Magnolia pacifica (M.pacífica)

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Otra primorosa flor que se encuentra en el listado de especies amenazadas de la Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2001, es la del árbol magnolia Pacifica, perteneciente a la familia de las magnoliáceas y originaria de México. La madera de esta planta es usada para trabajos de carpintería y su flor tiene usos en la medicina tradicional para padecimientos cardíacos.

Naturalmente encontrado en los estados de Sinaloa, Nayarit y Jalisco, este árbol vascular es estudiado por el Herbario Nacional de México del Instituto de Biología de la UNAM con el objetivo de garantizar su existencia, ya que su uso es completamente local y no se conoce plenamente gran parte de sus beneficios.

Peyote (Lophophora williamsii)

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Una de las muchas plantas suculentas que habitan los desiertos mexicanos y destacan por su belleza surgida entre espinas y suelos arenosos, es el peyote, también catalogado como especie vulnerable en la Lista Roja de la UICN, y como planta sagrada por distintos pueblos originarios.

Quien imagina a las cactáceas como simples troncos verdes con espinas, se priva de descubrir la belleza de sus flores, raras por su efímera presencia, pero delicadas al brotar; la flor del Peyote es una de ellas. Este cactus es extensamente utilizado con fines medicinales y psicotrópicos por los pueblos indígenas, entre ellos huicholes, mexicas y navajos.

Como podrás ver, muchas de estas flores no sólo son únicas por su belleza, sino por la rareza con que brotan, además de los múltiples secretos que guardan, entre los que podrían hallarse posibles curas a enfermedades y padecimientos, además de ser fuente prometedora de alimentación.

Si alguna vez tienes la oportunidad de encontrarte con alguna de estas flores, atrapa su belleza en una foto y evita cortarla sin razón, menos lo hagas si está en algún grado de peligro, así contribuirás a que pueda seguir siendo observada, reproducida, apreciada y aprovechada sabiamente por las futuras generaciones.

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