Tarimas que se adaptan a los espacios
Por Jorge Alanis Zamorano
La necesidad fue la ventana que dio entrada a la imaginación, a la capacidad de agudizar la vista para encontrarle nuevas formas y darle vida útil a los pedazos de madera suelta, maltrecha y partida.
En la calle 50 entre 43 y 45 del centro de Mérida, se da una historia como las miles que nacen cada día: personajes que salen relucir por sus ganas de no quedarse esperanzados a que algo bueno suceda, darse a la tarea de no quebrantarse y hasta incluir más manos que acechen a la materia prima para darle un nuevo valor… ¡un valor que ya estaba considerado como perdido!
Platiqué con Ramón Sosa de la Carpintería Tolín, quien hace equipo con el señor Gabriel Alcocer, mejor conocido como el “Chino Tolín”, que inició hace seis años vendiendo tarimas o palets, como es conocido por los compradores modernos, los cuales son completamente funcionales debido a su soporte y a que, con imaginación, pueden adaptarse a distintos rincones del hogar.
Ramón relata que al principio el “Chino Tolín” solamente se dedicaba a la venta de las palets, recuperaba las que –supuestamente- ya no servían y otras las compraba; con el paso del tiempo, la necesidad de obtener un poco más de ganancias lo motivó a poner manos a la obra, por lo que empezó a convertirlas en banquitos, porta macetas y demás objetos decorativos que se ganaron el corazón de sus clientes. Fue entonces que nuestro entrevistado (que en aquellos momentos acababa de perder su empleo) le propuso formar una alianza que les permitiera cubrir la demanda y obtener más ingresos en un negocio que iba creciendo poco a poco.
Aunque en aquellos momentos Ramón sabía poco de carpintería, los conocimientos heredados de su padre y abuelo (quienes sí dominaban el oficio) y la necesidad le dieron la determinación de iniciar con todo en este nuevo proyecto. Narra que ha ido aprendiendo durante el camino y cuando éste se atora, siempre cuenta con los consejos de sus mentores familiares.
Confiesa que nunca se imaginó estar trabajando con martillo o con sierra, y menos poder ver algún mueble diseñado y hecho por él mismo; hoy, se ha enganchado y ha tenido tantas satisfacciones con este oficio que ahora no se imagina haciendo otra cosa.
Juntos, Ramón y el “Chino Tolín” continúan navegando en las aguas desconocidas por las que nos tiene la pandemia a todos, pero se lucen airosos, sobre todo cuando terminan los pedidos que sus clientes les solicitan a través de bosquejos sobre un papel, el cual resulta en un producto de excelente calidad, fruto de las capacidades que han adquirido y de sus ganas de prosperar.
Localizados a unos cuantos pasos de las oficinas de Rural MX, les comparto que muchas veces paso junto a la carpintería y los saludo, ellos siempre están trabajando: cortando, armando y discutiendo cómo darle vida a las ideas que les solicitan sus clientes. Buenos amigos y mejores personas.
Le invito, estimado lector, a continuar apoyándonos, a empujarnos para no sucumbir en estos tiempos difíciles, no únicamente para ayudar al negocio de junto, sino para incentivar a que la economía circule entre los diversos sectores de una comunidad. ¡Solidarízate con tu gente!
Acércate a ellos y dale más vida a tu hogar, y cuando te pregunten que dónde lo conseguiste, les presumes fue en la carpintería del “Chino Tolín”.
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