Esta fruta es una de las más ricas, jugosas y nutritivas que el campo mexicano produce. Tiene múltiples usos, pero no hay mejor referencia de consumo de uva que la noche de Año Nuevo.
De forma esférica, carnosa y jugosa, la uva se agrupa en racimos; su cáscara es delgada y resistente, y su color va desde un verde limón al rojo solferino. Su pulpa es aromática y dulce, ideal para consumirse fresca o procesada.
México es el 25o productor mundial de uva fruta con 380 mil 001 toneladas en el 2020, durante ese año se sembraron 27 mil hectáreas y el estado líder productor fue Sonora, con una producción de 320 mil 990 toneladas.
Sonora aportó 92.2% del valor de la producción nacional con 9 mil 297 millones de pesos. El municipio de Hermosillo generó la mitad del valor de producción estatal.
Las uvas contienen contienen fibra en forma de celulosa, son fuente de vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B6 y en minerales como el calcio, fósforo, sodio, potasio, hierro, cobre, magnesio, zinc, ácido fólico, glucosa y fructosa.
Las uvas son un fruto versátil pues se puede combinar muy bien con algunas carnes, quesos, pescados no grasos y son perfectas para la repostería, aunque no hay mejor ocasión para consumirla que en la fiesta de Año Nuevo.
Esta tradición es española y data del año 1909, cuando los productores, a manera de broma, hicieron consumir este fruto a su familia de forma rápida, pues ese fue un año de gran cosecha y poca demanda.
Actualmente, comer uvas esa noche es una tradición que se hace con uvas cultivadas en México, al compás de las 12 campanadas, cada uva significa cada mes del año y representan un deseo o propósito que se quiere lograr para el año que entra.
Te invitamos a seguir con esta tradición y consumir uvas del campo mexicano.