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Vocaciones científicas que transforman el futuro alimentario de la humanidad

El avance científico y tecnológico depende en gran medida de la diversidad de talentos que contribuyen a su desarrollo. Sin embargo, en áreas como la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), la participación femenina sigue siendo limitada. En México, solo el 22% de las mujeres matriculadas en educación superior eligen carreras STEM, y apenas el 13.5% logra graduarse, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Esta situación plantea desafíos y oportunidades. La ciencia, especialmente en sectores cruciales como la seguridad alimentaria y la nutrición, requiere una mayor inclusión de mujeres que impulsen innovaciones significativas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha subrayado la necesidad urgente de incorporar más investigadoras en las ciencias agrícolas para acelerar avances que mejoren la producción y el bienestar de las comunidades rurales.

Un ejemplo inspirador es el de María Luisa Cabrera Soto. Desde niña, Luisa se sintió motivada por científicas que veía en los medios de comunicación, lo que la llevó a soñar con trabajar en un laboratorio. A pesar de enfrentar resistencia familiar debido a expectativas tradicionales de género, persistió en su objetivo. Hoy, forma parte del equipo de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde su labor en cromatografía contribuye a evaluar la calidad nutricional de cultivos como el maíz, impactando positivamente en la alimentación y salud de diversas comunidades, así como en la labor de los productores agrícolas.

La trayectoria de María Luisa ha servido de ejemplo para sus hermanas, quienes también han incursionado en el ámbito científico, demostrando cómo una decisión individual puede influir en generaciones. Su mensaje para las niñas y jóvenes mexicanas es contundente: «Sigan sus sueños, cuestionen el mundo y no permitan que su curiosidad y entusiasmo se apaguen por ideologías sociales o tradiciones familiares. Cada vez somos más mujeres en este ámbito y debemos apoyarnos mutuamente».

La limitada representación femenina en carreras STEM no solo es una cuestión de equidad, sino también un impedimento para el desarrollo de soluciones innovadoras en sectores clave. Según la UNESCO, apenas el 33.3% de los investigadores a nivel mundial son mujeres. Incrementar la participación femenina en la ciencia es esencial para abordar los desafíos alimentarios y nutricionales que enfrenta la humanidad.

Fuentes:

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