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Por Jos%u00e9 Luis PreciadoAl sur de Yucat%u00e1n, donde el suelo pedregoso pone a prueba la voluntad del campo, florece uno de los tesoros frutales m%u00e1s representativos del estado: el mamey. Ah%u00ed, en el municipio de Akil, se encuentra Huertas Maga%u00f1a, una empresa familiar que ha hecho del cultivo del mamey una pasi%u00f3n heredada y una actividad productiva con alcance internacional.Julio Maga%u00f1a, actual administrador de la empresa, nos recibe con la calidez que caracteriza a los hombres del sur yucateco. %u00c9l representa a la segunda generaci%u00f3n al frente de este proyecto que comenz%u00f3 hace m%u00e1s de 50 a%u00f1os, de la mano de su padre, Carlos Maga%u00f1a, pionero en la selecci%u00f3n y clasificaci%u00f3n del mamey en la regi%u00f3n.Mi pap%u00e1 empez%u00f3 con las primeras plantaciones hace ya varias d%u00e9cadas, %u00e9l mismo hizo la selecci%u00f3n de variedades, y gracias a ese trabajo fue que las frutas se registraron con el nombre Maga%u00f1a. Fue un proceso largo, pero con mucha visi%u00f3n, recuerda Julio.%u00a1Y vaya que ha rendido frutos! Hoy en d%u00eda, Huertas Maga%u00f1a cuenta con 128 hect%u00e1reas de producci%u00f3n, lo que la convierte en una de las mayores plantaciones de mamey del pa%u00eds y, sin duda, en referente obligado para este cultivo. El esfuerzo no ha pasado desapercibido, pues diversos gobiernos estatales han apoyado este modelo, reconociendo su impacto en la econom%u00eda del sur de Yucat%u00e1n.7