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En sus manos yace tierra fértil

Especial Rural MX

Un verdadero héroe en su propio hogar…

Esta es la historia de cómo el campo te regresa a casa; Carlos Xeque Escobedo lleva 12 años trabajando la tierra, recorriendo el suelo y aprendiendo de él; ahora en sus manos yace tierra fértil. Con base en experiencias acumuladas, muchas personas recurren a su veteranía con el propósito de recibir ayuda en la productividad de sus parcelas.

Aquel día cargaba en sus manos dos variedades de macal, mientras tanto, una gran mata de naranja agria nos protegía de los rayos del sol. A su vez, la espesura del patio trasero fungió como fondo perfecto para demostrar la fertilidad de un suelo que cobija a más de 30 variedades de comestibles.

Había tanta riqueza natural que uno no sabía a dónde mirar primero: La naranja dulce, mango mangloba, zapote, rábano, limón indio, chaya, jengibre, diferentes hojas comestibles y una multifuncional planta de bambú que dará muchas maderas para construir una potencial casita de paja, un gallinero y si hay materia prima extra, una palapa.

Así, con devoción a la tierra, Carlos divide esfuerzos, energías y técnicas para labrar entre su patio y la milpa en donde destacan el xpelón (producto predilecto durante los aires de noviembre), ibes, calabaza, jícama, pepita y el gran consentido: maíz criollo.

Rescatar semillas nativas y contribuir en su preservación es una de las muchas labores de Carlos. En su natal Tixcacaltuyub existen seis variedades de maíz: Nal-tel, Dzitbacal, Nal xoy, Nal xoy amarillo, Pix cristo y Eh hub morado. El pueblo entero se involucra para intercambiar granos, participar en ferias de semillas y sembrar otras variedades en sus respectivos patios.

Asimismo, la población está enfocada en incentivar el intercambio de semillas. Carlos abundó en este tema: La intención es no perder nuestras semillas porque estas son como una vida. Entonces, si yo llego a perder el maíz, aunque podría comprarlo en el mercado, no se puede reproducir a corto tiempo. Ahora, si nosotros tenemos nuestra propia semilla la podemos renovar por años, porque sabemos que esa semilla está al 100%.

Para proteger las plantas

Los productores responden con lo que tienen a su alcance; la naturaleza se protege a sí misma. Para controlar las plagas, Carlos prepara un brebaje natural compuesto con hoja de Neem, ajo y chile que no dañará a las plantas ni a la persona que los maneje.

Otro punto a destacar es que una planta aromática es menos propensa a sufrir de plagas porque a estas no les gustan los olores muy fuertes. Además, son buenas como medicamento.

Él prepara también un biofertilizante hecho con estiércol de vaca de doscientos litros para una hectárea. Con sorpresa nos relató que, a diferencia de antiguas prácticas con agroquímicos, el resultado fue sobresaliente y la productividad del cultivo fue mejor, además de que ahorraron dinero.

Un patio verde es sinónimo de seguridad alimentaria

¿Qué hace Carlos con todas estas variedades de alimentos? En primera instancia es sacar la cantidad necesaria para el autoconsumo y si hay excedente se comercializa a través de plataformas formales. Esto no es obligatorio, simplemente cuando sabemos que ya tenemos alimento separado, pero nos sobra un poquito, aprovechamos en venderlo para también hacer sustentable la economía del hogar, agrega el productor.

El segundo punto sobre cultivar tus propios alimentos es por la sana alimentación; familias completas pueden consumir todo lo que viene de sus traspatios porque no usan ninguna clase de químicos, todo es natural.

También se produce miel melipona…

Poco a poco comenzaron a entender el papel fundamental de las abejas dentro del ecosistema, después se interesaron en cuidar de la abeja. Empezaron con diez cajitas y ahorita ya alcanzaron 30 cajas.

Aclararon que la cosecha es un poquito complicada porque la miel melipona es extraída con una jeringa, y antes de comenzar con el proceso de recolección, el productor resalta la importancia de tomarse un baño para no emanar algún tipo de olor, evitar usar perfumes o productos aromáticos porque las esencias pueden alborotar a las abejas, lo que impediría la cosecha de miel.

Hago lo que me gusta, es lo más importante

Tanto mi familia como yo nos sentimos felices por el trabajo que tengo y la gente que cree en mi labor. Hace más de 12 años que no estoy yendo a Mérida a trabajar, lo que ha sido un gran impacto en mi casa. Antes no podía quedarme ni una semana en el pueblo, ahora estoy trabajando en la milpa, en mi comunidad. Y a mi familia y a mí nos está yendo bien económicamente.

Estoy trabajando en lo que me gusta, es lo más importante.

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