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Todo Yucatán cabe en el Mercado Grande

El cuerno de la abundancia a precios de… me lo llevo

Por José Luis Preciado

Visitar el Mercado Grande (Lucas de Gálvez) es toda una experiencia, allí se respira al campo yucateco; de todas las regiones del Estado llegan los productos siempre frescos y aromáticos. A doña María May, el señor José Castro le trae miel de Mamita -por Ticul-; las flores son de Chocholá; las naranjas, limas, limones, toronjas y mandarinas de Oxkutzkab; el condimento rojo de Doña Socorro Be (27 años en el mercado) viene de Kanasín.
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¿Se ha puesto a pensar cuántas “Bendiciones de Dios” existen? Desde tiendas hasta cantinas y otros negocios más que buscan ser bendecidas por el Altísimo.
Don Juan José Bacab encomienda su negocio a la “Bendición de Dios”, y tiene un lema: “A los pies del cliente”. Lleva veinte años fabricando alpargatas. Una herencia familiar de la que dice sentirse orgulloso; la talabartería, con piel traída de las curtidurías de Valladolid, propiedad del señor Chávez y que Don Juan José transforma en utilidad pública a los pies del cliente. Sus famosas alpargatas chillonas cuestan $280 y las sandalias a $120. Nos dice que un rollo de piel -que trae 30 kilos-, a él le sale en unos $150 pesos.
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Cada pasillo es una aventura, nunca sabes qué puedes encontrar; desde libros usados, maíz quebrado para las gallinas a $8 el kilo, croquetas económicas para el perro a $14, de conejo a $9, de gallina ponedora a $8… allí los hermanos Joel y Luis Puch atienden, de manera amable, aunque austera.
Y así dando tumbos, esquivando gente ansiosa y estresada chefs que buscan el ingrediente fresco, la lechuga orgánica, la fruta de temporada; o el turista que se aventura a este recorrido, que según le dijeron, es peligroso por la cartera, pero allí está, sin dejar de accionar su cámara y flash, buscado esa imagen de concurso que inmortalice a una mestiza rodeada de colores.
Uno llega a la sección de Don Sebastián Núñez, una autoridad ferretera, 52 años sacándole filo a la herramienta, ofreciendo de la manera más amable y conocedora, coas, machetes, picos, hachas y un sinfín de instrumental campirano o para los albañiles. “Es mejor poco con muchos clientes, que mucho con pocos”. Y él remata este recorrido de Rural MX con una frase que encierra todo el pensamiento de los locatarios y puesteros del Mercado Grande de Mérida: “Si volviera a nacer, elegiría exactamente la misma vida que hoy llevo aquí en el mercado”.
No hay corazón comercial más grande, que late más fuerte y que esté más vivo que este mercado y el de todas las ciudades de este país, por algo se incluyen en todas las guías turísticas.
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